De niña siempre me gustaron los cuentos de hadas, supongo que era porque me daban esperanza para olvidar esa dura y cruel realidad que yo vivia, logrando asi meterme en una burbuja, donde solo existian mis cuentos de hadas, un mundo donde todo era posible. Creci soñando en convertir calabazas en carrozas, ratones en coheros y sapos en principes pero a medida que pasaban los años y yo iba creciendo las calabazas solo eran calabazas, los ratones eran ratones y los sapos eran sapos, logrando asi que mi burbuja se despedazara y aceptara la dura realidad y era que los cuentos no siempre tienen un final feliz. Esto me convirtio en uno de esos personajes que eran dos en uno solo, de aquellos que sonrrien sin saber por que solo por complacencia y que lloraba cada vez que estaba sola viviendo asi encerada en mi propio castillo siendo mis padres los dragones de ese castillo recordandome cada dia quien soy, asi creci siempre incompleta siempre imperfecta porque jamas cumpli las espectativas sin importar que tan exelente fuera jamas fue suficiente para ellos.
Mi castillo estaba estructurado con muros de libros donde algunos eran sustituidos cada año, tenia todo lo necesario para subsistir eceptuando amor sin odio ni reconres, solo habia un amor superfluo en el aire que era manifestado cuando se necesitaba no era vital y mucho menos requerido. El castillo era un lugar muy ocupado, donde no se permitia ni el ocio o la flojera, siempre hubo actividades extras como danza, natacion, ballet, actos y la minima violacion de las reglas siempre conllevava a un catigo, volviendome asi prisionera de mi propio castillo. asi pasaron muchos años de castigos intentos de huir pero simpre volvia al castillo y a esa fria habitacion.........


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